Los portugueses que prueban la semana laboral de cuatro días: un 20% menos de ansiedad e insomnio

Los trabajadores que dicen que es “difícil” o “muy difícil” conciliar trabajo y familia descendieron del 46% al 8%, según un estudio sobre el proyecto piloto que está desarrollando Portugal.


Trabajar cuatro días a la semana, uno de los debates laborales de los últimos años, cuenta con un nuevo estudio. Portugal es uno de los países que está probando la semana laboral de cuatro días, a través de un proyecto piloto que suma ya 41 empresas y alrededor de 1.000 empleados. Esta semana, se ha presentado un estudio sobre los primeros meses del programa, aún en desarrollo, que refleja mejoras significativas en la salud mental y el agotamiento de los trabajadores. Entre otros resultados, el nivel de ansiedad de los entrevistados descendió un 21%.

El informe, para el que se ha entrevistado a 200 trabajadores al inicio del piloto –en mayo– y de nuevo en septiembre de este año así como a responsables de las empresas, fue presentado esta semana por los investigadores Pedro Gomes, profesor de Economía de la Universidad de Londres, y Rita Fontinha, profesora de Gestión Estratégica de Recursos Humanos de la Universidad de Reading, contratadas por el Gobierno portugués para evaluar el proyecto.

“Este informe intermedio está más centrado en describir el cómo, la manera en la que se están adaptando las empresas” a esta nueva forma de organización del trabajo, “que se demuestra que se puede implementar, no es impracticable”, explica Pedro Gomes en una entrevista con elDiario.es. El estudio final tendrá lugar en abril de 2024.

Las compañías han reducido ya los tiempos de trabajo alrededor de un 12%, sin reducción del salario, pasando de una media de las 41,1 horas antes del piloto a las 36,5 horas semanales, cifran los trabajadores. En casi un 60% de las empresas analizadas en el estudio se redujo un día de trabajo a la semana y en el 40% restante las compañías optaron por una quincena de nueve días, alternando una semana de cuatro días con otra de cinco.

Ese nuevo día libre no siempre es el viernes, “solo en un 20% de las empresas”. El lunes es otro de los más elegidos y en muchos casos la nueva jornada sin trabajo varía, es rotativa o cambia según los puestos de los empleados y las necesidades productivas.

Mejora salud mental y conciliación

Aunque el informe final detallará más en profundidad las consecuencias del piloto, sostiene Pedro Gomes, el estudio intermedio ya proporciona algunos datos sobre las mejoras que perciben los trabajadores en su salud mental, un problema creciente en muchos países. Se trata de un elemento relevante también para las compañías, ya que “reducir los niveles de estrés y de burnout entre los empleados” es la razón más señalada por las empresas participantes en el piloto. Le sigue facilitar la atracción de personal y mejorar la calidad del servicio.

Los economistas preguntaron a los 200 trabajadores sobre varios problemas de salud mental en el mes anterior. “Podemos ver que los niveles disminuyeron significativamente en los tres meses posteriores al inicio del ensayo”, recoge el informe. El índice de ansiedad descendió un 21%, el de fatiga un 23%, el de insomnio o problemas para dormir un 19%, el de estados depresivos un 21%, el de tensión un 21% y el de soledad un 14%.

“Más del 85% de los trabajadores informan de un descenso en, al menos, uno de los indicadores”, recoge el estudio. Además, de media, los siete indicadores de agotamiento laboral que midieron los investigadores “mejoraron un 19% con respecto al periodo anterior al piloto”.

Otra de las miradas preliminares del estudio señalan a qué se dedica el nuevo tiempo libre. Un 65% de los trabajadores entrevistados afirman pasar más tiempo con su familia, pero también dedicarse al “cuidado personal (dormir, relajarse)”. En tercer lugar, casi un 60% de los encuestados apunta que se dedica a sus aficiones e intereses y casi un 45% afirma que puede pasar más tiempo con sus amistades.

Los investigadores también advierten de “una clara mejora del equilibrio entre la vida laboral y familiar”. Por ejemplo, el porcentaje de trabajadores que afirman que es “difícil” o “muy difícil” conciliar trabajo y familia descendió del 46% al 8%. Cuando se habla en general de conciliar trabajo y vida, el dato pasó del 50,5% al 9,5%. 

Hay que puntualizar que los 200 trabajadores encuestados “son más jóvenes, con mayores niveles de escolarización y con una mayor representación de mujeres respecto a la media nacional del país”. Por ejemplo, en la muestra hay una mayor proporción de trabajadoras (71,5%), “mientras que en el país hay una mayoría –aunque marginal– de trabajadores varones”, recoge la investigación.

Las mujeres, motores de la reducción de jornada

El coordinador del piloto destaca de hecho la importancia de “la dimensión del género” en la semana laboral de cuatro días, “por encima en mi opinión de la ideología, de izquierda VS derecha, de la que tanto se habla”, afirma el profesor de Economía de la Universidad de Londres.

Pedro Gomes aporta un dato: casi el 60% de las personas que iniciaron el contacto con el piloto, y por tanto ocupan un puesto de liderazgo en la empresa, eran mujeres, lo que contrasta con el universo empresarial portugués, donde “solo el 27% de los puestos de liderazgo están ocupados por mujeres”.

El economista sostiene que las mujeres son mucho más conscientes de “la presión del tiempo”, ya que a menudo sufren “las dobles jornadas” de su horario laboral y las tareas de cuidados en casa. “Si hubiera más mujeres en puestos de poder, la semana laboral de cuatro días estaría más avanzada”, considera Gomes.

Como ejemplo, el investigador cita que en Portugal son dos ministras las que están fomentando estos pilotos, en la administración pública y el sector privado, y “en España la vicepresidenta Yolanda Díaz tiene un gran interés en el debate del uso del tiempo”. Esta es una de las reformas pendientes de la pasada legislatura y que la responsable de Trabajo pretende abordar, al igual que la reducción de la jornada laboral a las 37 horas y media.

Pedro Gomes señala que hay dificultades en la implantación de esta nueva forma de trabajar, entre las que las empresas señalan los retos para medir la productividad, la gestión de las vacaciones o el cambio cultural para evitar pérdidas de tiempo durante las jornadas, que deben ser más efectivas. “Hay que cambiar varios hábitos existentes, como las largas pausas para tomar café o comer, llegar tarde a las reuniones o interrumpir a los compañeros para hablar de fútbol”, contempla el estudio.

Sin embargo, el economista destaca que no se trata de problemas imposibles y, sobre todo, que confía en que este piloto reste “drama” a la hora de probar la semana laboral de cuatro días. “Las empresas tienen muchos temores y no experimentan nuevas formas de trabajar, queremos demostrar que no hay dramas. Se puede probar, revertir en el caso que no funcione o guste, y también se puede modificar procesos para adaptarse”, señala el profesor universitario. De momento, el 95% de las empresas consideran positivo el piloto.


Fuente: Los portugueses que prueban la semana laboral de cuatro días: un 20% menos de ansiedad e insomnio (eldiario.es)

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