Informe de Eurofound «Consecuencias sociales de la inestabilidad del mercado laboral»

La Fundación Europea para la Mejora de las Condiciones de Vida y de Trabajo (Eurofound), ha publicado el informe “Consecuencias sociales de la inestabilidad del mercado laboral” que hoy os presentamos adaptado en formato adaptado.

Este informe investiga los grupos sociales cuya vinculación al mercado laboral puede ser inestable y que tienen más probabilidades de tener acuerdos laborales atípicos, así como las implicaciones de dichos acuerdos y de la inseguridad laboral para el bienestar de las personas trabajadoras, la exclusión social, la confianza, la percepción de la justicia y la participación política.

Además concluye que los contratos no permanentes, el trabajo informal y los empleos precarios se asocian a resultados negativos en lo que respecta a la exclusión social y la confianza, mientras que la inseguridad laboral se asocia además a un menor bienestar. También se presentan ejemplos recientes de políticas que abordan la inestabilidad del mercado laboral, centrándose en medidas a más largo plazo post-covid.

Entre las principales conclusiones del informe destacamos las siguientes:

  • Aunque los contratos temporales de corta duración se han hecho menos habituales entre las personas trabajadoras por cuenta ajena en la última década, siguen estando relativamente extendidos en algunos Estados miembros, sobre todo entre los jóvenes y los no nacionales con bajo nivel educativo que no encuentran un empleo fijo, especialmente en los sectores de la educación y la sanidad. Las personas trabajadoras temporales suelen trabajar muchas horas, se sienten subempleados y lo más probable es que busquen otros trabajos.
  • Tanto los contratos no permanentes como la inseguridad laboral están asociados a una menor confianza en los demás y a una menor percepción de la justicia. Las personas trabajadoras con un contrato no permanente y las que no tienen contrato formal están menos satisfechos con el funcionamiento de la democracia en su país, al igual que las personas que sufren inseguridad laboral.
  • Las personas con contratos no permanentes, así como las que sufren precariedad laboral, tienen menos probabilidades de votar en las elecciones, incluso cuando se excluye del análisis a los no nacionales inelegibles para votar (que están sobrerrepresentados en estas categorías). También es menos probable que participen en manifestaciones, lo que es sintomático de falta de compromiso.
  • Las responsabilidades familiares son el principal motivo del trabajo a tiempo parcial: las mujeres tienen casi tres veces más probabilidades de trabajar a tiempo parcial que los hombres, y la diferencia es aún mayor entre los que son padres y los que no lo son.
  • Aunque el trabajo a tiempo parcial involuntario ha disminuido desde los años de la Gran Recesión, las personas trabajadoras a tiempo parcial están más dispuestas a trabajar horas adicionales y es más probable que busquen otro empleo que las que trabajan a tiempo completo, lo que refuerza las conclusiones de que parte del trabajo a tiempo parcial «voluntario» se realiza por necesidad.
  • Mientras que los contratos de duración determinada no se asociaron con el bienestar, la inseguridad laboral percibida se asocia, sin embargo, con una menor satisfacción vital, peor salud y bienestar mental, y una mayor probabilidad de sentirse excluido de la sociedad. La asociación entre exclusión social e inseguridad laboral es similar a la relación entre exclusión social y desempleo, lo que sugiere que la amenaza del desempleo es suficiente para que los trabajadores se sientan excluidos de la sociedad.

En general, en la Unión Europea las personas trabajadoras realizan trabajos temporales más a menudo por motivos involuntarios que deliberados. Es decir, los trabajadores y trabajadoras pueden desear un empleo fijo pero no lo encuentran. Esto es especialmente cierto en Croacia, Chipre, Italia, Portugal y España, que dependen en gran medida de las actividades turísticas y, por tanto, del empleo estacional.

No obstante, la proporción de personas limitadas por estas escasas oportunidades ha disminuido constantemente a lo largo de los años en la mayoría de los Estados miembros. Además, en España la reforma laboral impulsada por UGT está dando resultados excepcionales, ya que está logrando un gran crecimiento del empleo, así como la reducción, a casi la mitad, de la temporalidad.

Para el sindicato, una vez resuelto el problema de la alta temporalidad en el sector privado, es hora de poner el foco del debate en otras deficiencias estructurales que siguen estando muy arraigadas en nuestro mercado laboral dificultando el buen funcionamiento del mismo e impidiendo una mejora de la calidad de vida de las personas trabajadoras:

  • Hay que atajar la precariedad laboral que todavía siguen sufriendo muchas personas trabajadoras, las cuales se enfrentan a empleos mal pagados y sin protección que puede dar lugar a trastornos como la ansiedad, la depresión o el estrés. Por ello, desde UGT consideramos que se trata de un hecho que se opone frontalmente al modelo socioeconómico ideal de crecimiento inclusivo y socialmente justo a través del empleo de calidad. 
  • Hay que hacer frente al desempleo de larga duración que continúa en niveles muy elevados (el 40,4% de las personas en desempleo lo son de larga duración), y cuyas causas se encuentran en las deficiencias de las políticas activas de empleo. Un asunto que, para UGT resulta esencial abordar, ya que la legislación actual no provee las herramientas necesarias para detectar las necesidades de las personas desempleadas, ofreciéndoles oportunidades formativas y laborales que no se adecuan a sus propias trayectorias profesionales.

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