La reindustrialización de Europa solo tendrá éxito si la protección de las personas trabajadoras sigue el ritmo

La reindustrialización de Europa está impulsando la innovación en tecnologías de protección de los trabajadores, pero las lagunas normativas y estructurales impiden que esos avances se traduzcan en una seguridad real sobre el terreno.


El renacimiento industrial de Europa está transformando cómo y dónde trabajan los europeos, desde fábricas inteligentes y plantas de energía renovable hasta líneas de fabricación avanzadas. Pero los expertos advierten de que, sin una aplicación más estricta de la normativa y unos marcos de seguridad actualizados, la competitividad de la UE podría verse comprometida a costa de su mano de obra.

«La seguridad y la salud en el trabajo siguen siendo una base sin la cual no puede haber un desarrollo verdaderamente positivo para ningún sector en Europa», afirmó Bogdan Deleanu, de la Agencia Europea para la Seguridad y la Salud en el Trabajo (EU-OSHA). «La reindustrialización solo puede funcionar en consonancia con la profesionalización de la seguridad».

A medida que Europa reconstruye su base industrial, el reto es claro: la innovación en las tecnologías de protección de los trabajadores se está acelerando, desde cascos con inteligencia artificial hasta equipos de protección individual (EPI) inteligentes, pero las lagunas normativas y estructurales impiden que estos avances se traduzcan en una seguridad real sobre el terreno.

Una nueva combinación de riesgos exige una nueva mentalidad en materia de seguridad

El renacimiento industrial actual conlleva un trabajo más complejo y exigente. Como explicó Deleanu, «la combinación de riesgos está cambiando, con nuevas amenazas emergentes, entornos de trabajo más calurosos, humos de soldadura, mantenimiento remoto para la producción de energía verde, trabajo con IA, junto con cobots, que hay que gestionar».

Esto significa incorporar la protección en todas las etapas de la reindustrialización, desde la forma en que se evalúan los riesgos y se forma a los trabajadores, hasta la forma en que se regulan las cadenas de subcontratación y las nuevas tecnologías.

La innovación supera a la aplicación de la normativa

Desde los parques eólicos marinos hasta las líneas de producción automatizadas, los nuevos modelos de producción exponen a los trabajadores a riesgos físicos, químicos y digitales que exigen respuestas más inteligentes, no normas más laxas.

Los equipos de protección individual (EPI) se han convertido en un campo de pruebas privilegiado para esta transformación. «Durante treinta años he visto cómo los EPI han pasado de ser equipos pesados y de un solo uso a algo más inteligente, ligero e inclusivo», afirmó Henk Vanhoutte, secretario general de la Federación Europea de Seguridad (ESF).

«Estamos asistiendo a la introducción de EPI inteligentes, equipos que supervisan el entorno o el estado del usuario», explica Vanhoutte. «En la lucha contra incendios, los sistemas de localización pueden rastrear dónde se encuentra una persona en el lugar de trabajo en caso de peligro. Los drones y los sistemas de inteligencia artificial pueden comprobar automáticamente si un trabajador está utilizando el equipo adecuado».

Los respiradores ligeros reducen la exposición al polvo de sílice y al amianto, que siguen siendo riesgos importantes en la construcción y la renovación. Los cascos con inteligencia artificial detectan la proximidad insegura a la maquinaria, lo que reduce los incidentes hasta en un 85 %, según el Foro Económico Mundial. Los exoesqueletos, utilizados en el montaje industrial y la soldadura, previenen las lesiones por esfuerzo repetitivo, mientras que los tejidos multirriesgo protegen contra el calor, la electricidad estática y los productos químicos.

Pero, aunque la tecnología avanza, su aplicación se está quedando atrás. « No es que la tecnología no exista, es que no se utiliza ni se aplica de forma equitativa», advirtió Vanhoutte.

La paradoja de la seguridad en Europa

A pesar de estas innovaciones, muchos lugares de trabajo en toda Europa siguen teniendo dificultades con lo básico, es decir, garantizar que los trabajadores dispongan y utilicen el equipo de protección adecuado. Los expertos señalan dos problemas persistentes: el uso inconsistente de los equipos de protección individual (EPI) y la circulación continua de productos no conformes o falsificados.

Ambas cuestiones se derivan de la misma debilidad estructural: una aplicación fragmentada y una responsabilidad difusa a lo largo de las cadenas de subcontratación.

«La subcontratación y la intermediación en el mercado laboral se han convertido en un modelo de negocio que fomenta los abusos y la inseguridad», afirmó Esther Lynch, secretaria general de la Confederación Europea de Sindicatos (CES), en un reciente acto del Parlamento Europeo titulado «No más explotación: regular la subcontratación y la intermediación laboral en Europa». «No podemos permitir que eso crezca y tenga éxito».

Su advertencia refleja una realidad visible en todos los sectores: cuanto más profunda es la cadena de subcontratación, más débil es la protección. «Existe mucha legislación en materia de seguridad y salud», afirmó Tom Deleu, secretario general de la Federación Europea de Trabajadores de la Construcción y la Madera (EFBWW). «El problema es su aplicación. Especialmente cuando hay largas cadenas de subcontratación, cuanto más se profundiza, menos protección y formación tienen los trabajadores».

Cuando productos inseguros entran en el mercado

La misma incoherencia socava el mercado interior europeo de equipos de protección. «La vigilancia del mercado de los EPI sigue siendo demasiado limitada», advirtió Henk Vanhoutte. «Vemos muchas importaciones no conformes que entran en el mercado europeo, especialmente a través de las ventas en línea. Hay muy poco control».

Señaló las grandes diferencias entre los Estados miembros. «En cuanto a la protección respiratoria, hay países en los que los trabajadores que utilizan mascarillas deben someterse a una prueba de ajuste facial al menos una vez al año. En otros lugares no es así, o no se inspecciona. Nos gustaría que eso se incluyera explícitamente en la normativa».

Para Vanhoutte y otros expertos, el problema no es la falta de innovación, sino la falta de igualdad de condiciones: llegan demasiados productos inseguros a los trabajadores, mientras que la aplicación de la normativa va por detrás de la tecnología.

Una ventaja competitiva basada en la seguridad

Ese desequilibrio ya no es solo una cuestión de protección, sino que se está convirtiendo en una cuestión de competitividad de Europa. El Foro Económico Mundial considera que la seguridad en el lugar de trabajo es una «ventaja estratégica» para los fabricantes que se enfrentan a la escasez de mano de obra. Las empresas que invierten en lugares de trabajo más seguros y centrados en las personas registran menos interrupciones, menor rotación de personal y mayor moral, factores clave para la resiliencia industrial.

La última encuesta de Eurofound añade una dimensión social: los europeos consideran ahora que un entorno de trabajo seguro es el factor más importante de la calidad del empleo, por delante del salario o la flexibilidad.

Para Lynch, el mensaje es tanto político como económico. «Europa debe competir porque somos los mejores», declaró a Euractiv, advirtiendo contra cualquier intento de rebajar las normas de salud o seguridad en nombre de la competitividad.

Hacia un nuevo acuerdo de seguridad

El consenso entre los sindicatos y los expertos en seguridad es claro: la transición industrial de Europa no puede tener éxito sin un marco de seguridad modernizado. Lo que reclaman es un nuevo acuerdo de seguridad, que equipare la inversión de Europa en las industrias verdes y digitales con la misma ambición por la protección de los trabajadores.

Las prioridades son claras: actualizar el anticuado marco de seguridad de la UE, limitar la subcontratación excesiva, reforzar la inspección y el cumplimiento de la normativa y garantizar una vigilancia coherente del mercado de los EPI en todos los Estados miembros.

«La verdadera competitividad depende de una mano de obra estable y próspera, no de una que esté constantemente de baja por agotamiento o accidentes», afirmó Deleanu.


Fuente: https://euractiv.es/news/la-reindustrializacion-de-europa-solo-tendra-exito-si-la-proteccion-de-los-trabajadores-sigue-el-ritmo/

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