Informe del Parlamento Europeo «Los sistemas de bienestar de la UE y los retos de la pobreza y la desigualdad»

El Servicio de Estudios del Parlamento Europeo (EPRS), cuya misión consiste en proporcionar a los diputados, así como a las comisiones parlamentarias, estudios y análisis independientes, objetivos y fiables sobre cuestiones políticas relativas a la UE, con el fin de ayudarles en el desarrollo de su actividad parlamentaria, ha publicado el informe “Los sistemas de bienestar de la UE y los retos de la pobreza y la desigualdad”.

Este estudio examina cómo las políticas contemporáneas del Estado del bienestar abordan las cuestiones de la desigualdad y la pobreza tanto entre los Estados miembros de la UE como dentro de ellos. Combina análisis cuantitativos y cualitativos para mostrar los fuertes vínculos entre desigualdad y pobreza, no sólo en términos estadísticos, sino también en términos de distribución de la riqueza, movilidad intergeneracional y dinámica del mercado laboral.

Los estados de bienestar se analizan de forma multidimensional, abarcando las políticas tradicionales del estado de bienestar en materia de protección social, mercados laborales y sanidad, así como las políticas en materia de educación y cultura. Estas dos últimas son también políticas públicas que tienen el potencial de mitigar el riesgo social y la marginación, un objetivo clave de las políticas del Estado del bienestar.

El estudio señala los vínculos entre las políticas del Estado del bienestar y las estrategias económicas, e investiga el impacto directo e indirecto de las políticas de la UE. Muestra la convergencia en algunos ámbitos, como la disminución de los niveles de pobreza y unas políticas más predistributivas en todos los Estados miembros, pero también muestra la persistencia de desigualdades y una gran dependencia de la trayectoria, es decir, el impacto continuo de las tradiciones e instituciones históricas.

De este informe podemos destacar como principales resultados las siguientes consideraciones:

  • En general, aunque existen importantes diferencias entre los Estados miembros, todos han avanzado en la lucha contra la privación material. Entre 2010 y 2019, el número de personas con privación material en la UE se redujo en 15 millones.
  • En algunos países, la pobreza de ingresos aumentó sustancialmente. Las desigualdades han aumentado desde la década de 1980-1990, lo que dificulta la propia lucha contra la pobreza.
  • Entre 2010 y 2018, el gasto social como porcentaje del producto interior bruto (PIB) disminuyó en 1,7 puntos porcentuales en la UE-27.
  • La dispersión del gasto social entre los países con mayor y menor gasto fue mayor en 2018 que en 2010. Esto indica una falta de convergencia al alza.
  • Las transferencias sociales han permitido reducir la proporción de población en riesgo de pobreza en unos 10 puntos porcentuales en la UE27.
  • Las realidades socioeconómicas varían mucho en la UE. Esto dificulta el consenso sobre las medidas a escala de la UE. Es preciso abordar mejor las divisiones este-oeste y norte-sur dentro de la UE.
  • Los servicios sanitarios son fundamentales para el bienestar, entre otras cosas por la persistencia de desigualdades en materia de salud, y unas políticas acertadas pueden contribuir a mitigar las desigualdades sanitarias.
  • La educación puede desempeñar un importante papel en la reducción de la pobreza. Un aumento del gasto público en educación primaria se asocia a una reducción de unos 3,1 puntos porcentuales en la pobreza de los adultos.

El estudio concluye con cuatro escenarios para el futuro de los Estados de bienestar de la UE, que arrojan luz sobre la amplia gama de posibles opciones:

  1. Transformación: La ciudadanía en el centro de un sistema de bienestar más fuerte. Las medidas para mitigar la desigualdad contribuyen a un crecimiento económico más sostenible; éstas crean resiliencia, facilitando la absorción de los choques económicos. Se reconoce el carácter universal de los derechos sociales.
  2. Avance: Reactivar el motor de la cohesión mediante la ampliación de los sistemas de bienestar junto con el crecimiento económico; nuevas formas de colaboración y redistribución. Mayor aceptación y utilización de los recursos de la UE para complementar programas, políticas y gastos en sistema de bienestar.
  3. Continuidad: Se las ingenia para hacer malabarismos con exigencias contrapuestas sin que se produzcan cambios fundamentales respecto a la situación actual. La UE mantiene su competencia de apoyar y asesorar a los Estados miembros en sus esfuerzos nacionales.
  4. Disminución: Infrafinanciación y reducción de los sistemas de bienestar. Creciente desigualdad en seguridad básica y oportunidades. Desacuerdo entre los Estados miembros sobre el papel de las políticas y programas de la UE.

Desde UGT, manifestamos la necesidad de seguir avanzando hacia un Estado de Bienestar que amplié y refuerce los servicios públicos, con especial incidencia en los ámbitos de la salud y los cuidados, los cuales han sido lastrados y cercenados por la crisis financiera y las profundamente erróneas políticas de austeridad llevadas a cabo.

Una protección social garantista y un sólido estado de bienestar son cruciales para la equidad y la justicia social, y, en este sentido, el Pilar Europeo de Derechos Sociales (PEDS) y su Plan de Acción deben ser sus máximos catalizadores.

Asimismo, y coincidiendo con la próxima Presidencia española del Consejo, se está comenzando a hablar de una iniciativa que podría ser decisiva en el desarrollo y potenciación de nuestro estado de bienestar europeo: el Protocolo de Progreso social, que tiene como objetivo fundamental el desarrollo de un puente entre la Carta Social Europea (CSE) y el PEDS para que no se puedan llevar a cabo regresiones en las condiciones socioeconómicas de las personas trabajadoras.

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