España inmersa en reformas profundas para liderar la transición ecológica en la UE

España ha puesto en marcha en los últimos años una estrategia de reformas profundas y objetivos ambiciosos con el fin de liderar la transición ecológica en la UE.


Estos retos están en línea con el rumbo marcado por la Unión Europea y con las prioridades de la Presidencia española del Consejo. Algunos de estos objetivos son: 

  • reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en un 90 % hasta 2050;
  • impulsar la transición hídrica como vía esencial de adaptación al cambio climático, logrando una reducción de la demanda total de agua de un 5 % para 2030 y del 15 % para 2050;
  • reducir la intensidad energética primaria en un 36 % en 2030 y en un 63 % en 2050 con respecto a 2015;
  • conseguir que el 74 % de la energía eléctrica sea generada mediante fuentes renovables en 2030 y el cien por cien en 2050;
  • alcanzar antes de 2030 la media de la fiscalidad ambiental de los países europeos, incorporando a su diseño y aplicación criterios que impulsen una transición ecológica justa;
  • aumentar la superficie de producción agrícola ecológica hasta un 25 % para 2030 y un 60 % para 2050;
  • adoptar una tasa de reforestación media de 20.000 hectáreas al año durante el período 2021-2050, frente a las 15.000 hectáreas del periodo anterior.

Potencial en energías renovables

Referencia en energías renovables, España debe parte de su éxito en este sector a su privilegiada posición geoestratégica, como encrucijada de tres continentes, y a la riqueza natural de su territorio.

En él no abundan el petróleo, ni el gas, ni los yacimientos de oro, pero tiene más horas de luz solar que ningún otro Estado miembro de la UE, uno de los depósitos de litio más grandes del continente y unas condiciones óptimas para el aprovechamiento del viento y la fuerza del agua.

Esto ha permitido que España sea el tercer país europeo con mayor capacidad de generación de energía renovable, el 11º que menos CO2 emite por habitante y el 14º más sostenible del mundo, según el último Environmental Performance Index de la Universidad de Yale.

Sin embargo, a lo largo del siglo XX, como la mayoría de los países desarrollados, España adoptó un patrón de crecimiento económico basado en el uso abusivo y lineal (“extraer, producir, consumir y tirar”) de los recursos naturales, lo que ha provocado una acusada degradación medioambiental en su territorio y ha contribuido a la crisis climática.

Hacia una economía circular y neutra en carbono

Con todo, España ha asumido el compromiso de convertirse en una economía circular y neutra en carbono antes de 2050, tomar medidas que minimicen los impactos del cambio climático y transformar el modo de relación con la naturaleza.

Esto implica, entre otras cosas, cambiar radicalmente la forma en la que genera energía, aprovechar toda su riqueza en fuentes de energía renovable y hacerlo en un tiempo récord, sin reducir la competitividad de su economía.

Para ello prevé una transición ecológica dirigida a transformar todos los sectores de su sistema productivo en los próximos treinta años.

Con ella, el aumento neto de empleo podría superar las 250.000 personas al año y el nivel del PIB aumentar casi un 2% respecto a un escenario tendencial en 2050, según las estimaciones del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, con las medidas recogidas en el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) hasta 2030 y en la Estrategia de Descarbonización a Largo Plazo (ELP) hasta 2050.

La reducción de su dependencia energética exterior es otro de los grandes beneficios, ya que con la sustitución de combustibles fósiles España podría ahorrar más de 340.000 millones de euros en importaciones en las próximas tres décadas, lo que equivale al gasto público en educación de siete años.

Solo la electrificación completa de su parque actual de turismos en 2050 generará un ahorro de casi 18.000 millones de euros en importaciones respecto al volumen total de 2019.

Aunque el uso de combustibles fósiles en su sistema eléctrico sigue siendo elevado, solo en la última década España ha duplicado el porcentaje de electricidad generada con energías renovables.

Según Red Eléctrica de España, en 2020 el 43 % de la generación eléctrica fue renovable, frente al 20,7 % de 2007, mientras que el porcentaje de energía primaria generada con renovables ha crecido desde un 8,3 % en 2004 a un 18 % en 2019.

Otro de los vectores de transformación por los que ha apostado España para la descarbonización del sistema energético es el uso de hidrógeno renovable en sectores como la industria y el transporte pesado, ambos difíciles de electrificar.

El hidrógeno puede servir, además, para almacenar energía procedente de fuentes renovables, lo que ayudaría a garantizar el suministro.

En el camino hacia una sociedad neutra en carbono, resiliente al cambio climático y sostenible en el uso de recursos, España es consciente de que no basta con transformar la forma de producción y transporte de bienes, sino que el proceso también implica un cambio en la forma de consumir y una reducción en el consumo de ciertas materias primas y productos.

Fuente: España, referente en energías renovables, inmersa en reformas profundas para liderar la transición ecológica en la UE (europa.eu)

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