El fin de la vivienda asequible en Europa: los precios han crecido más que los salarios

Desde 2015, la brecha entre los ingresos de la población y los precios de venta y alquiler se ha ampliado en la mayoría de países de la UE


La vivienda se ha convertido en uno de los grandes problemas estructurales de Europa. La galopante falta de oferta y de inversión pública, la inflación o la burbuja especulativa del alquiler vacacional están provocando una espiral de precios que muerde con fuerza a la población, sometida a vivir una crisis residencial en la que cada vez cuenta con menos recursos. Desde 2015, de hecho, los precios del alquiler y la compra de vivienda han crecido de forma mucho más rápida que los ingresos de la población en la gran mayoría de los países de Europa.

Precios vivienda e ingresos de la población en Europa ordenador

Así, por ejemplo, la brecha entre salarios y precios de la vivienda en Portugal era un 54,4% más grande a cierre de 2023 de lo que se registraba en 2015. La media de la zona euro se sitúa en más del 8%, con países como Chequia, Países bajos o Austria superando en 20%. En España la diferencia es del 14%.

Los datos provienen de los indicadores sobre asequibilidad que publica la OCDE. El organismo internacional calcula estas cifras dividiendo el índice de precios nominales de la vivienda —donde se incluye tanto compra como alquiler— entre el ingreso per cápita de la población. Un indicador por encima de 100 significa que los precios de la vivienda en Europa han crecido a un ritmo más rápido que los ingresos per cápita. Esto son, para el grueso de la población, los salarios y rentas del trabajo.

En total, 19 de los 25 países de la Unión Europea para los que existen datos han registrado un aumento de los precios de la vivienda mayor que el de los ingresos de la población. En otros países del entorno, como Reino Unido, Noruega o Suiza, la relación también es negativa y el acceso a la vivienda es hoy menos asequible que en 2015. Otros indicadores apuntan en la misma dirección: a comienzos de milenio, los habitantes de los países de la OCDE debían acumular 8,8 años de renta familiar neta para comprar una casa, mientras que en 2020 ya era necesario el dinero de más de 11 años.

La situación es especialmente grave en materia de alquiler, con grandes capas de población destinando el grueso de sus ingresos a pagar la mensualidad. Según un estudio del Consejo de la Juventud de España en el que se analizan los precios del alquiler en el país, los jóvenes españoles deberían destinar de media un 92,1% de su salario neto —la mediana nacional se sitúa en unos 12.000 euros después de impuestos al año— si quisieran alquilar una casa en solitario.

A nivel europeo, la situación es similar: un cuarto de los inquilinos de la Unión Europea está en riesgo de pobreza, cifra que supera el 30% en países como Países Bajos o España.

Como todas las crisis recientes en suelo europeo, la implosión del mercado de la vivienda está acelerando los procesos de segregación socioeconómica, convirtiéndose en un motor de desigualdad cada vez más influyente. La población de pocos recursos no puede acceder a la compra de vivienda y se ve empujada a un mercado del alquiler cada vez más tensionado por la coyuntura económica —subida de tipos o aumento de los costes de construcción—, pero también por factores de fondo. Entre 2009 y 2017, mientras el sector de la construcción se mantenía congelado, la inversión pública en vivienda y servicios comunitarios se redujo un 28% en el conjunto de la Unión Europea. Hubo que esperar a 2021 para recuperar el porcentaje del PIB comunitario que se destinaba a esta partida en 2009.

Esta década de vacío ha dejado espacio libre a la especulación financiera, que ya ocupa una parte importante del mercado de la vivienda europea. Solo en España, el 60% de las compras de vivienda en 2023 se realizó al contado, un indicio claro de hasta dónde han escalado fenómenos como el de los pisos turísticos.

Los datos apuntan a una tendencia preocupante que está trasformado el paisaje residencial de Europa, especialmente en las grandes ciudades y las regiones de costa: un cuarto de las pernoctaciones turísticas en la UE ya se realizan en plataformas como Airbnb o Booking bajo la fórmula del alquiler vacacional.

La incipiente crisis de la vivienda en Europa ha superado la barrera nacional y ha llegado a las instituciones comunitarias. La nueva Comisión Europea formada por Ursula von der Leyen a finales de 2024 es la primera en contar con un comisario de vivienda, aunque queda por ver hasta dónde llegarán las medidas en un sector que ya fue la picota durante la crisis de 2008 pero en el que se han registrado pocos cambios de profundidad.


Fuente: El fin de la vivienda asequible en Europa: los precios han crecido más que los salarios – Mapas de El Orden Mundial – EOM

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