¿Cómo se eligen las regiones que reciben los fondos europeos?

Las regiones con menos PIB per cápita reciben hasta el 75% de los fondos de cohesión. Son las del sur y el este de la Unión


Desde sus inicios, la Unión Europea ha estado atravesada por numerosas brecha de desigualdad que afectan a la cohesión y la productividad del espacio común. Una de las más evidentes es la económica, con regiones del centro y norte del espacio comunitario que llegan a multiplican por siete el PIB per cápita de aquellas zonas menos desarrolladas. Para intentar paliar estas brechas, Bruselas invierte más de un tercio del presupuesto anual comunitario en fondos destinados a los territorios europeos menos desarrollados del este y del sur.

Los fondos de cohesión europeos son, en realidad, hasta siete instrumentos de financiación regional diferentes. Entre todos suman unos 392.000 millones de euros de presupuesto para el ciclo 2021-2027, aunque más del 75% de ese dinero se destina a las regiones menos desarrolladas. De estos territorios, es Andalucía el que históricamente ha recibido más fondos, aunque en el último periodo, que terminó en 2020, las dos regiones que más fondos europeos recibieron fueron Portugal norte y la región polaca de Silesia.

El criterio para determinar si una región europea es o no apta para recibir financiación se basa en el indicador del PIB per cápita, cuya media comunitaria se situó en 32.700 euros al año en 2021. Así, encontramos tres categorías de regiones: las más desarrolladas, que cuentan con un PIB per cápita superior al 90% de la media de la UE, las regiones en transición, cuyo dato estaría entre el 75 y el 90% de la media comunitaria, y las menos desarrolladas, con un dato inferior al 75%.

Sobre el mapa, la división este-oeste del espacio comunitario es evidente: en países como Rumanía, Hungría o Bulgaria todas las regiones excepto las capitales están clasificadas como “menos desarrolladas”, mientras que en Europa occidental apenas las hay.

De tal forma, las regiones europeas con un PIB per cápita más alejado de la media comunitaria, exceptuando los territorios ultraperiféricos, se encuentran en Bulgaria y en Grecia. También la región de Panonia Meridional en Croacia y la región noreste de Rumanía tienen datos que no alcanzan el 50% del PIB per cápita medio comunitario.

En el lado opuesto, las regiones más desarrolladas se encuentran en el centro y norte de la Unión. Son Luxemburgo, con un PIB per cápita del 266% por encima de la media europea, y las regiones sur y centro este de Irlanda. También por encima de ese 200% encontramos a Praga, capital de Chequia. Otras regiones capitales, como Bruselas, Isla de Francia (París) o incluso Bucarest (Rumanía), que supera a Estocolmo (Suecia), se encuentran a gran distancia del resto de las regiones europeas, con un PIB per cápita que supera el 150% de esa media.

Más allá de las capitales, las regiones del oeste de Alemania también son de las más desarrolladas del continente, junto con las danesas o las suecas. En el sur, las regiones más desarrolladas del norte de Italia y de España no sobresalen tanto de la división europea —con datos cercanos al 100%—, aunque si están a gran distancia de las regiones del sur de sus países.

La mayor parte de la financiación de la política regional proviene del FEDER y el FSE+, fondos europeos accesibles para todas las regiones pero con cofinanciación variable: la UE cubre entre el 50 y el 85% según el nivel de desarrollo, asumiendo casi todo el coste en las regiones menos desarrolladas. Por otro lado, el Fondo de Cohesión, con 36.000 millones de euros, se reserva a quince países cuya renta nacional bruta per cápita es inferior al 90% de la media de la UE, lo que incluye a todos los países de la frontera este de la unión excepto Estonia, además de Croacia, Eslovenia, Chipre, Malta y Portugal.

Respecto del ciclo de financiación anterior, que abarcó de 2014 a 2020, algunas regiones, especialmente de países del este como Estonia, Lituania, y Chequia o Polonia, han mejorado su clasificación, pasando de menos desarrolladas a regiones en transición. Esto demuestra la efectividad de las inyecciones monetarias de la UE, aunque sigue habiendo fuertes disparidades entre los centros urbanos europeos, con más oportunidades, y las regiones rurales, a la cola del desarrollo europeo.

Mientras que el este de Europa ha logrado mejorar su clasificación en los últimos años, esta tendencia no se ha replicado en el sur del continente. En países con una larga trayectoria en la UE, como Italia y España, muchas de sus regiones menos desarrolladas han mantenido su estatus o incluso han retrocedido. Es el caso de Andalucía, que en el período 2014-2020 se consideró por primera vez una región en transición, pero en el nuevo marco financiero ha vuelto a la categoría de región menos desarrollada, lo que quiere decir que las disparidades económicas entre Andalucía y otras regiones más prosperas de España y Europa se han acentuado en el periodo reciente.


Fuente: ¿Cómo se eligen las regiones que reciben los fondos europeos? – Mapas de El Orden Mundial – EOM

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