Nicolas Schmit: “España ya no puede basar su modelo en salarios bajos”

El comisario europeo de Trabajo dice que «el antiguo dogma de que con más flexibilidad se crea más empleo ha fracasado»


El luxemburgués Nicolas Schmit, comisario europeo de Trabajo y Derechos Sociales, estuvo la pasada semana en Barcelona, en el marco de la presidencia española de la UE, para participar en una conferencia sobre políticas activas de empleo junto con la vicepresidenta y ministra de Trabajo en funciones, Yolanda Díaz. En esta entrevista explica cómo mejorar el mercado laboral europeo y los retos pendientes en España tras las reformas de los últimos años.

¿En qué punto está la directiva europea sobre los riders y otros trabajadores de las plataformas?

Ha entrado en la última fase. Déjeme decir que vemos un poco en toda Europa que hay millones de trabajadores en las plataformas que están mal clasificados. Se les considera autónomos, pero esto significa que no tienen derechos, ni salario mínimo ni protección social. Por su parte, la compañía sostiene que no hace nada, que solo es un intermediario.

¿Y qué son, entonces?

Nosotros nos basamos en dos principios. No es quien trabaja para la plataforma quien tiene que demostrar que es un empleado, sino que hemos invertido la carga de la prueba. Ahora se presume que es un trabajador por cuenta ajena y la empresa deberá demostrar lo contrario. De esta manera se protege a la parte más débil. No estoy diciendo que no tenga que haber autónomos, sino que no tiene que haber falsos autónomos. El otro aspecto es que los algoritmos tienen que ser transparentes. Y que si estos miden el rendimiento del trabajo –por ejemplo, si el trabajador ha prestado o no un determinado servicio–, que él siempre pueda tener la posibilidad de interactuar con un ser humano. Porque el algoritmo no puede escribir una carta de despido y el empleado tiene derecho a saber. Ahora le toca a la presidencia española identificar una base para un acuerdo de compromiso entre los intereses de las empresas y la innovación y el de la protección de los trabajadores.


Directiva ‘riders’

«La presidencia de la UE tiene la oportunidad de plasmar un acuerdo»


Las estadísticas dicen que las empresas europeas tienen dificultad para encontrar trabajadores con las competencias adecuadas. ¿Por qué?

Estamos en medio de un cambio en las organizaciones: economía descarbonizada, digitalización. Y para eso se necesitan competencias específicas. Pero las empresas también necesitan a personas menos cualificadas en el sector servicios. Así que por una razón u otra siempre hay ciudadanos que están fuera del mercado laboral. El problema es que nos encontramos con trabajadores que no tienen las competencias requeridas por el mercado. De ahí que esta Comisión apueste por programas de formación inspirados en la transición numérica y la transición verde. Incluso para los que tienen un empleo que se está transformando o un puesto de trabajo que llegará a desaparecer. En la práctica esto significa volver a formarse. O formarse mejor.

¿Cómo ve el mercado laboral español?

España venía de una situación muy difícil. Sigue teniendo un nivel de desempleo elevado, especialmente el juvenil, aunque ha mejorado. Tiene que arreglar todavía ciertos desajustes. El país vivió un boom antes de la crisis financiera, basado en dos pilares, el turismo y la construcción. Eso hizo aumentar el empleo, pero mediante un modelo de bajos salarios. Esta no es una opción. Porque la economía crece gracias a una productividad elevada, algo que nunca conseguirás con salarios bajos, sino invirtiendo en tecnología y en personas. Esto es lo que crea empleos de calidad. Por ello, ahora es necesario que España apueste por sectores de elevado valor añadido, que además conllevan una mejora de los sueldos. ¿Y cómo se logra eso? Una vez más, mejorando los conocimientos. Es preciso modernizar la industria, esto propiciará contratos de trabajo más estables y menos precarios. Esta es también una necesidad social.


Políticas de empleo

«Hay que subir la productividad y esto se logra con más formación»


¿En qué sentido?

Demográfico. Europa está envejeciendo. Algunas familias renuncian a tener descendencia debido a la precariedad o la falta de ayudas, especialmente para la conciliación de las madres y por la imposibilidad de acceder a una vivienda digna. Yo creo que esto es un desafío, especialmente para sociedades como la española. Por ello, hay que subir la economía un escalón.

¿O sea, que para crear empleo es más útil formar en lugar de introducir elementos de flexibilidad, tal como se ha sostenido en los últimos años?

El dogma decía que con más flexibilidad tendrías más empleo. Nos decían que había que mirar a Estados Unidos… ¡que es un modelo totalmente diferente! Yo diría que el caso español ha demostrado que esto no es cierto. Está bien que haya un cierto nivel de flexibilidad. Pero la mejor garantía de crear empleo es ayudar al trabajador. Si pierde el empleo porque su puesto de trabajo ya no existe, entonces hay que darle el derecho a recuperarse y acompañarle para que vuelva a ser competitivo y así proporcionar un servicio público esencial.

Modelo liberal

«El antigua dogma de que con más flexibilidad se creaba más empleo ha fracasado»

España es el país de Europa con el mayor número de trabajadores sobrecualificados. ¿Qué hay que decirle a este colectivo?

Es un problema estructural. Hay que decirles que sí que tienen competencias, pero que no corresponden a las necesidades de hoy, con lo que hay que construir conocimientos nuevos encima de esta base. Es decir, una actualización. Partiendo del principio de que la alternativa tampoco tiene que ser poseer menos competencias.

La Comisión ha redactado una directiva europea sobre salario mínimo. Pero sigue habiendo muchas diferencias en Europa. Algunos no lo tienen, Italia lo está debatiendo y es escéptica y en España lo han subido varias veces en la última legislatura. Es un caos, ¿no?

No podemos establecer un salario mínimo único para Europa. ¿Cómo uniformar Bulgaria y Luxemburgo? Optamos por recomendar algunos criterios, como que equivalga al 60% del salario medio, por ejemplo. Tuve un debate interesante al respeto con David Card.

¿El académico premio Nobel de Economía?

Sí, me confirmó que no está claro en absoluto, según sus investigaciones, que la introducción de un salario mínimo tenga consecuencias negativas sobre el empleo. Tampoco hay que perder de vista la mejor opción para crear empleos dignos y reducir la pobreza, que es la negociación colectiva, como demuestran los casos de Austria o Suecia.


Inteligencia artificial

«Tenemos una tasa de paro baja en la UE y somos más digitales: todo es compatible»


¿La inteligencia artificial nos quitará nuestro puesto de trabajo?

Seguro que tendrá un impacto. Pero no acabará con el empleo ni hará que vayamos hacia una sociedad en la que no exista el trabajo. Además, tenemos en la UE una tasa de paro históricamente muy baja y una sociedad más digitalizada. Es la demostración de que las dos cosas son posibles.


Fuente: Nicolas Schmit: “España ya no puede basar su modelo en salarios bajos” (lavanguardia.com)

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