Europa tiembla ante el regreso de un Trump más imprevisible y expansionista
A pesar de que las señales que llegan antes de la toma de posesión no deparan nada nuevo para la UE, en Bruselas continúan fiando su estrategia a fortalecer la relación transatlántica.
El primer mandato de Donald Trump dejó aranceles contra Europa, golpes al orden multilateral, bofetadas a la crisis climática, amenazas varias a sus aliados en este lado del Atlántico. “Europa es un enemigo”, llegó a afirmar. El segundo, que arranca el lunes, no se anticipa mejor. El Trump 2.0 es más imprevisible y más ambicioso. Y se encuentra un mundo llamas. Los europeos, sin embargo, continúan apostando por el diálogo y por “fortalecer la relación transatlántica”, pero antes de tomar posesión del cargo el magnate republicano ya deja pistas claras de cuál será su tono. Amenaza con invadir Groenlandia, un territorio autónomo de Dinamarca, miembro de la UE y de la OTAN. Perpetuar este movimiento arrastraría a Europa a terreno desconocido.
El triunfo de Donald Trump el pasado noviembre fue recibido en Bruselas con resignación. El principal mensaje que salió de la mayoría de las capitales es que había llegado el momento de hacer de la necesidad virtud y fortalecer la autonomía estratégica europea. Una de las grandes preocupaciones giraba en torno a la incógnita de cuál sería la estrategia de Trump en Ucrania. Durante la campaña electoral, el norteamericano amagó en varias ocasiones con cortar la ayuda a Ucrania. Y los europeos saben que sin Washington es misión imposible mantener el trasiego de armas que llega a las filas dirigidas por Volodimir Zelenski.
La UE ha pasado de preocuparse por la postura de Trump en el conflicto que se libra cerca de sus fronteras a encender las alarmas por las amenazas directas a uno de sus Estados miembros. El nuevo inquilino de la Casa Blanca no descarta utilizar la fuerza para conquistar Groenlandia. La isla más grande del mundo es un tesoro en materias primas críticas y recursos naturales clave para la producción de artículos tecnológicos.
A pesar de ello, el mensaje unánime que sale desde el Berlaymont, sede de la Comisión Europea, es el tono conciliador y amistoso con la nueva Administración. “Estamos deseando trabajar para fortalecer la agenda transatlántica hacia objetivos e intereses estratégicos comunes”, aseguró esta semana la portavoz Anitta Hipper. “Nuestra prioridad es encontrar vías de cooperación hacia el beneficio común. [Pero] estamos preparados para defender nuestros intereses en el ámbito comercial o donde sea necesario”, agregó su compañero Olaf Gill. “No queremos anticipar qué hará la nueva Administración norteamericana”, se ha limitado a señalar la portavoz de Ursula von der Leyen, Paula Pinho.
Con Abascal y sin Von der Leyen
La ceremonia de investidura no contará con ningún representante de las instituciones comunitarias. Ursula von der Leyen no ha sido invitada, según ha confirmado su equipo. Sí que lo han sido los políticos de extrema derecha del continente como la italiana Giorgia Melonia, el húngaro Víktor Orbán o el francés Eric Zemmour. También asistirá a Washington el líder de Vox Santiago Abascal, mientras que en representación de España acudirá la embajadora desplazada en Washington. “Desde el martes por la mañana, un nuevo sol iluminará el mundo occidental”, anticipa el mandatario húngaro.
En este lado del Atlántico llevan semanas preparando la llegada del huracán Trump. En los aledaños de la última cumbre europea del año pasado, el secretario general de la OTAN Mark Rutte organizó una mini-cumbre para debatir sobre el futuro de la seguridad del Viejo Continente y el porvenir de la guerra en Ucrania. Asistieron los mandatarios de Alemania, Polonia, Francia, Países Bajos, Dinamarca o Polonia, pero no Pedro Sánchez. España tampoco tuvo un sillón en la reunión que los ministros de Defensa de Francia, Reino Unido, Alemania, Italia y Polonia celebraron esta semana para coordinar el gasto militar.
España reúne muchos elementos para posicionarse como diana de Trump en Europa. Es el país de la OTAN que menos dinero de su PIB destina a las partidas de seguridad y defensa. Espera alcanzar el umbral del 2% a finales de década, pero el norteamericano ya habla de exigir un 5%. El Gobierno español es, además, uno de los pocos Ejecutivos progresistas que resiste en la Europa más derechizada de las últimas décadas. Los potenciales aranceles de Washington amenazan con tener un efecto letal sobre el vino o el aceite español.
Con este escenario de fondo, los ciudadanos europeos son de los más pesimistas del globo con la nueva realidad geopolítica. La encuesta Solos en un mundo con Trump: la UE y la opinión pública mundial tras las elecciones de EEUU publicada recientemente por el Consejo Europeo de Relaciones Exteriores revela que mientras el 82% de los indios ve positiva para la paz en el mundo el regreso de Trump, el optimismo se hunde hasta el 29% entre los habitantes europeos. “Europa está bastante sola en su inquietud por el regreso de Trump a la Casa Blanca. Si bien muchos europeos creen que el presidente electo es un elemento disruptivo, en otras partes del mundo lo ven como un pacificador. Esta posición hace que Europa se encuentre en una encrucijada respecto a su relación con el nuevo gobierno estadounidense”, estima Ivan Krastev, coautor del sondeo.
Además, solo uno de cada cinco europeos considera que Estados Unidos sigue siendo un aliado. “Aunque muchos europeos están preocupados por las perspectivas de que Trump llegue a la Casa Blanca, la mayoría del resto del mundo cree que su presidencia será buena para Estados Unidos, para el mundo y para la paz en Ucrania y Oriente Medio. En lugar de intentar liderar una resistencia global contra Trump, los europeos deberían hacerse responsables de sus propios intereses y encontrar formas de construir nuevas relaciones en un mundo más transaccional”, agrega el experto Mark Leonard.
El problema de fondo es que en Europa el liderazgo de un populista como Donald Trump se ve desde prismas muy diferentes. Algunos lo deploran; otros lo celebran. La UE no cuenta con unidad en el ámbito exterior y esa gran asignatura pendiente amenaza con debilitar cualquier reacción ante un órdago coercitivo de Washington.
Fuente: Europa tiembla ante el regreso de un Trump más imprevisible y expansionista | Público