El informe «El futuro de la competitividad europea» analiza los desafíos y oportunidades que enfrenta la UE

Sin un crecimiento más rápido de la productividad, Europa no podrá financiar sus ambiciones climáticas, tecnológicas y de seguridad, lo que llevaría a comprometer su modelo social. Por ello, se proponen reformas estructurales profundas para revitalizar la economía y asegurar un futuro competitivo para la región.


El informe presentado, que presenta una extensión de 328 páginas, señala que Europa tiene las bases para ser una economía altamente competitiva. Sin embargo, el crecimiento en la UE se ha ralentizado, impulsado por el debilitamiento del crecimiento de la productividad, lo que pone en duda la capacidad de Europa para cumplir sus ambiciones.

Al mismo tiempo, tres condiciones externas -en comercio, energía y defensa- que apoyaron el crecimiento en Europa tras el final de la Guerra Fría se han ido desvaneciendo. Aumentar la competitividad de la UE es necesario para reactivar la productividad y mantener el crecimiento en este mundo cambiante.

El informe recoge un gran respaldo hacia una mayor inversión de la UE, pero advertimos de que serán necesarias medidas específicas para garantizar que la inversión cree puestos de trabajo de calidad en todos los sectores y todas las regiones, donde la participación de los sindicatos será clave en aras a la optimización de las condiciones laborales, las cuales contribuyen a una clara mejoría de la competitividad de las empresas.

Asimismo, pide que se garantice a todos los trabajadores el derecho a la educación y al reciclaje profesional, lo queestá al alcance de la mano, pero sólo con inversiones suficientes e iniciativas legislativas que garanticen el derecho a la formación.

Por otro lado, nos preocupa el resurgimiento de la agenda desreguladora, en particular la petición de que la UE se «autocontrole» y los argumentos erróneos contra la «sobrerregulación». Estos argumentos pueden socavar derechos fundamentales. Las normas protectoras garantizan la igualdad de condiciones y una economía resistente, de alta calidad y preparada para el futuro, basada en la innovación, y no deben considerarse un lastre para la competitividad. Por ello hay que rechazar el enfoque desregulador incluido en el informe, incluidos todos los ataques contra la «sobrerregulación». Necesitamos un entorno normativo que proteja a los trabajadores y los derechos sindicales. 

Aspectos destacados del informe

  • Contexto de Desaceleración del Crecimiento:

Europa ha experimentado una ralentización en su crecimiento económico en comparación con EE. UU. Esto se debe principalmente a un menor crecimiento en la productividad, lo que ha afectado los ingresos y el nivel de vida en la región.

  • Desafíos Geopolíticos y Energéticos:

Europa ha perdido acceso a fuentes clave de energía, como el gas de Rusia, y enfrenta un entorno geopolítico menos estable. Además, la era de crecimiento rápido del comercio mundial parece haber terminado, lo que impacta negativamente a las empresas europeas. En España, la apuesta por las renovables que ya suponen más del 50% de nuestra energía y que ha supuesto que hayamos pasado a exportarla nos hace afrontar con esperanza el futuro donde se hace, más necesario que nunca, necesario un pacto de Estado por la Industria aprovechando esta ventaja competitiva.

  • Brecha de Innovación:

Europa ha quedado atrás en la revolución tecnológica, particularmente en sectores avanzados como la inteligencia artificial y la computación en la nube. Mientras EE. UU. y China lideran en tecnología, Europa necesita cerrar esta brecha para mejorar su competitividad.

  • Descarbonización y Competitividad:

La transición hacia una economía más verde es esencial, pero debe estar acompañada de una estrategia coherente que no comprometa la competitividad. El costo energético sigue siendo un obstáculo, ya que las empresas europeas pagan precios de electricidad y gas mucho más altos que en EE. UU.

  • Seguridad y Reducción de Dependencias:

La dependencia europea de materias primas y tecnologías extranjeras, especialmente de China, representa un riesgo. Europa necesita diversificar sus proveedores y fortalecer su industria de defensa para mantener su autonomía.

  • Necesidad de Reformas:

Para superar estos desafíos, Europa debe actuar de manera más unida, enfocándose en políticas coordinadas que fomenten la innovación, reduzcan la carga regulatoria para las empresas, y promuevan inversiones en tecnologías avanzadas y en sectores clave como la energía y la defensa.

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