Las movilizaciones en Europa contra el genocidio obligan a los gobiernos próximos a Israel a modular su discurso

Las manifestaciones propalestinas de Alemania, Italia o Reino Unido presionan a sus respectivos gobiernos para seguir dando pasos en el reconocimiento de la causa palestina. 


Ocurría en Ravenna, Taranto y Livorno. Los puertos italianos entornaban sus puertas. Ningún carguero en dirección o proveniente de Israel haría escala en sus costas. Blocchiamo tutto! El pasado jueves 18 asestaban el primer golpe a la cadena de abastecimiento israelí. Cortándole el paso al Contship Era, un carguero de la compañía Zim, líder armador del país hebreo. Ni tan siquiera consiguió acercarse al puerto de Ravenna, donde le esperaban decenas de contenedores de munición checa y húngara que debía transportar hasta Haifa. Para suministrar balas al ejército israelí. Para alimentar la maquinaria del genocidio. 

La semana siguiente, un episodio prácticamente calcado se repetía en Taranto. Una multitudinaria protesta impedía el suministro al petrolero Seasalvia de 30.000 toneladas de crudo para la aviación israelí. «No más armas a Israel», gritaban los asistentes. No hay dos sin tres. Esta semana, en Livorno, eran los propios trabajadores del puerto los que bloqueaban la llegada de otro carguero del país hebreo. El Virginia, también de Zim. Repleto de suministros con firma israelí.

El 72% de los italianos considera la situación humanitaria en Gaza «desastrosa»

Pues pocas dudan quedan. La causa palestina ha aterrizado de lleno en Italia. Y no solo entre el personal portuario. Es ya un clamor popular que, en las últimas semanas, se ha extendido por todo el país. En contra del posicionamiento oficial de su gobierno. Y de su cara más evidente. Su primera ministra, Giorgia Meloni. A la huelga general del pasado 22 de septiembre, le han sucedido movilizaciones en las principales ciudades del país. Turín, Florencia, Génova, Nápoles o Milán. Cientos de miles de italianos -más de 20.000 solo en la capital- han salido a las calles en los últimos días para exigir la ruptura de relaciones diplomáticas y un embargo de armamento total al estado israelí. En otras palabras: el fin del derramamiento de sangre en Palestina. 

Lo han hecho desde todos los sectores. Fábricas, hospitales, transportes o escuelas se han sumado a los paros. Poniendo en jaque el funcionamiento normal del país. Con un nuevo episodio este mismo miércoles. Cientos de estudiantes ocupaban las facultades de ciudades como Padua o Roma para mostrar su apoyo a la Flotilla y exigir el fin de los acuerdos de colaboración entre universidades italianas e israelíes. No van a parar ahí. Se sumarán a la nueva huelga general convocada preventivamente por la USB (Unione Sindacale di Base) en caso de que la expedición humanitaria no consiga alcanzar las costas palestinas. Un temor que la tarde de este miércoles se ha cumplido.

«La opinión pública está marcando el paso»

«El caso de Italia demuestra que la opinión pública europea y global está cada vez más movilizada. Lo vimos en las protestas de La Vuelta en España y lo vemos ahora allí», valora el historiador y profesor de la Universitat de Barcelona Óscar Monterde. Las calles están hablando. Les toca escuchar a los gobiernos. «Así lo evidencian las encuestas», apunta Monterde. Y es que un sondeo divulgado este martes por la cadena televisiva La 7 estima que el 72% de los italianos considera la situación humanitaria en Gaza «desastrosa» y apoya el desarrollo de iniciativas como la expedición de la Flotilla. «No estamos hablando ya del electorado de izquierdas. Un 50% de los votantes de Meloni se acoge ya a esta percepción», subraya el docente. «Si a esto le sumas la movilización popular de los últimos días, de repente se entiende el cambio de postura del gobierno italiano», amplía Monterde. Con hasta seis elecciones regionales a la vista.

La verdad es que Meloni parece otra. Si en verano defendía sin fisuras su posicionamiento del lado de Israel, liderando, junto a Alemania, el eje más duro de la diplomacia europea, los aires del comienzo de curso le han llevado a dar un cambio de 180 grados. «Israel ha superado el principio de proporcionalidad y ha quebrantado las normas humanitarias, causando una masacre entre los civiles palestinos», sostenía la mandataria italiana durante su comparecencia en la Asamblea General de la ONU, celebrada el pasado jueves en Nueva York. Una cita en la que llegó a mostrarse partidaria de la interposición de sanciones al país hebreo, barajando el posible reconocimiento de un estado palestino por parte de su país. Con condiciones, claro: la liberación de los rehenes israelíes y la renuncia de Hamas a ejercer cualquier papel de gobierno en Gaza. Para ser ella, toda una declaración de intenciones.

Óscar Monterde, historiador: «La presión social funciona y, frente a la complicidad de los gobiernos, es la opinión pública la que está marcando el paso»

Italia no es una excepción. «Los gobiernos europeos empiezan a ser conscientes de que no pueden seguir sin hacer nada, lo que les obliga a optar por cambios de fachada, en torno al reconocimiento. A escenificar movimientos diplomáticos que se alineen con la opinión pública«, defiende Monterde. Como el reconocimiento del Estado de Palestina. Ya son 157 de los 193 estados miembros de la ONU los que han dado este paso. Con Francia, Bélgica, Reino Unido, Canadá o Australia entre algunas de las últimas incorporaciones. «Esto demuestra que la presión social funciona y que, frente a la complicidad de los gobiernos, es la opinión pública la que está marcando el paso», concluye el historiador. La que está siguiendo el camino de los derechos humanos.

El caso alemán

No todos están reaccionando. «La postura de Europa está siendo muy dispar. Cada estado tiene su propia historia y relación con Israel», desarrolla Gerard Pamplona, historiador y especialista en guerras y procesos de paz de la Universitat Pompeu Fabra. Alemania es un caso especialmente particular. «Sufre de un síndrome de culpabilidad gigante. No se han sacado la espina de la Segunda Guerra Mundial. Esta culpabilidad malentendida hace que sean muy reacios a condenar con vehemencia a Israel, matizando o poniéndose de perfil ante lo que es a todas luces un genocidio», valora Pamplona. En vez de ponerse de parte del derecho internacional. De liderar una respuesta humanitaria.

La presión popular no debe ni va a cesar. «Las imágenes de la barbarie a la que estamos acudiendo en directo hablan por sí mismas», comenta Monterde. «Esos mínimos de humanidad seguirán moviendo a la gente y son los que deben inclinar la balanza en defensa de los derechos humanos. Del pueblo palestino», sentencia el docente. Una movilización ciudadana que volverá a las calles de España este fin de semana. Entre el 1 y el 5 de octubre, los pueblos y ciudades del países se unirán al clamor internacional. Desde el río hasta el mar, Palestina vencerá.


Fuente: Las movilizaciones en Europa contra el genocidio obligan a los gobiernos próximos a Israel a modular su discurso | Público

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