¿Será el medioambiente el gran perdedor de las elecciones europeas?
En vísperas de las elecciones europeas, las encuestas de opinión pronostican una victoria de los conservadores y un avance de las listas populistas y de extrema derecha en muchos países de la Unión. De confirmarse, este resultado podría socavar el Pacto Verde, la ambiciosa política medioambiental y climática de los 27. Las ONG ambientalistas están en alerta.
Mientras que la extrema derecha alemana podría ganar ocho escaños en el Parlamento Europeo, las encuestas anticipan una pérdida de nueve escaños para los ecologistas. Lo mismo ocurre en el futuro bloque de eurodiputados franceses: la extrema derecha obtendría 14 escaños mientras que los ecologistas perderían seis eurodiputados. En España, las encuestas indican la misma tendencia: el conjunto de la derecha (tradicional y extrema) ganaría 14 escaños en la nueva Eurocámara.
Estas tendencias se observan en una mayoría de países europeos: los conservadores podrían salir victoriosos de las elecciones que se celebrarán del 6 al 9 de junio. En las últimas elecciones de 2019, fueron los ecologistas los que lograron un gran avance.
Ante este posible resultado, el Pacto Verde europeo, que es actualmente la política medioambiental más ambiciosa del mundo, tiene mucho que perder. Principal logro político de la legislatura europea que acabará tras las elecciones de junio, el Pacto Verde consiste en un conjunto de leyes ecológicas que abarca múltiples sectores como la energía, la industria, los transportes y la agricultura. El paquete legislativo prevé por ejemplo acabar con la venta de automóviles térmicos a partir de 2035.
Pero varios partidos de ultraderecha europeos prometieron desmantelar el pacto si alcanzan la mayoría en la Eurocámara. «La extrema derecha europea siempre ha estado en contra de la agenda del Pacto Verde. Siempre ha votado en contra de los textos, incluso de los más consensuados», explica Nicolas Berghmans, del Instituto para el Desarrollo Sostenible y las Relaciones Internacionales (IDDRI), con sede en París.
En 2021, por ejemplo, mientras que la Ley del Clima, que prevé una reducción del 55% de las emisiones de gases de efecto invernadero en la UE de aquí a 2030 y la neutralidad del carbono de aquí a 2050, «fue votada por la derecha, el centro y la izquierda en el Parlamento Europeo, la extrema derecha votó en contra», recuerda el experto.
El Pacto Verde, un chivo expiatorio
Una postura ante todo populista y electoralista, según Alberto Vela, de la Oficina Europea del Medio Ambiente (EBB), que agrupa 180 asociaciones ecologistas de todo el continente. «La extrema derecha siempre ha operado con una narrativa que se basa en chivos expiatorios», analiza Vela. «Hubo un tiempo en que fue la inmigración. Anteayer fueron los burócratas de Bruselas, y hoy es el Pacto Verde. Son diferentes máscaras para la misma estrategia», dice, entrevistado por RFI.
Nicolas Berghmans comparte este análisis y señala que, en la narrativa de la extrema derecha, la transición ecológica en curso en la UE es incompatible con los retos de seguridad europea y el poder adquisitivo. «Estos partidos utilizan el argumento de que el Pacto Verde es una de las causas de estos riesgos para la seguridad y el poder adquisitivo. Sin embargo, esto no se sustenta en hechos o en un análisis detallado de la situación», puntualiza Berghmans. El analista cita el ejemplo de la invasión de Ucrania y la dependencia europea de los hidrocarburos rusos, importados masivamente antes del inicio de la guerra. «Europa tiene una ventaja evidente y muy fuerte en materia de seguridad energética en el desarrollo de energías renovables para sustituir a las energías que emiten CO2. Así que Europa tiene todo el interés en acelerar la transición energética», explica. A pesar de ello, la extrema derecha se opone a esta política.
Y en los últimos meses, una parte de la derecha tradicional, aglutinada en el grupo del PPE (Partido Popular Europeo) en el Parlamento Europeo, se ha unido a la extrema derecha en sus reticencias, sobre todo «en cuestiones de biodiversidad y las vinculadas a la crisis agrícola, pero no tanto en cuestiones climáticas, energéticas y de transporte. Al menos hasta ahora», observa Nicolas Berghmans. Una evolución que se ha hecho patente «a medida que avanzaban los debates» en la Eurocámara.
Los lobbies industriales se movilizan
En Francia, «el partido Los Republicanos, que forma parte del PPE, sigue la línea de la extrema derecha, una línea muy populista, por razones electorales», añade Anne Bringault, directora de Programas de la Red de Acción Climática Europa. «Están culpando al Pacto Verde de todos los problemas a los que se enfrentan todos los sectores laborales, a pesar de que no es la causa de los problemas», precisa. Esta estrategia política es también la de una parte del grupo de centroderecha liberal Renew en el Parlamento Europeo, bloque al que pertenece el partido Renacimiento de Emmanuel Macron. «Incluso miembros de la mayoría presidencial francesa han dado marcha atrás» en una serie de medidas agrícolas, señala Anne Bringault.
Hace unos meses, los agricultores se manifestaron en varios países de la Unión Europea para protestar por sus dificultades financieras. La respuesta de los 27 fue dar marcha atrás en una serie de medidas medioambientales que limitaban el impacto de la agricultura intensiva en el medioambiente y el clima, «¡a pesar de que la cuestión de la protección del medioambiente no es la principal preocupación de los agricultores!», insiste el coordinador de las ONG francesas de protección del clima. «Ellos mismos son las víctimas del cambio climático, y su principal preocupación son sus ingresos», subraya.
China y Estados Unidos, al acecho
Los partidos políticos conservadores no son los únicos que atacan el Pacto Verde. Los poderosos lobbies del agronegocio, que defienden el desarrollo de una agricultura intensiva perjudicial para el medioambiente pero lucrativa para las grandes explotaciones y las industrias químicas productoras de abonos y pesticidas, aprovecharon la lucha de los agricultores europeos. En ese momento, «los lobbies del agronegocio utilizaron en su favor el choque económico de la pandemia del Covid19 y la guerra de Ucrania para decir a la Comisión Europea que no era el momento de hacer reformas, so pena de perder competitividad económica, y que era preferible el statu quo», cuenta Alberto Vela, de la Oficina Europea del Medio Ambiente (EBB).
Vela estima que se trata de un ultimátum y de «un falso dilema», ante el cual la Unión Europea ha elegido el gran agronegocio por encima de los objetivos medioambientales. Los activistas medioambientales, por su parte, creen que las autoridades europeas deberían apoyar una transición hacia la agroecología, un conjunto de técnicas sostenibles e igualmente productivas, pero no tienen la misma influencia en Bruselas. En una entrevista concedida al diario francés Le Monde, Faustine Bas-Defossez, también activista del EBB, explica que «los recursos de los lobbies industriales son colosales» frente a las ONG, y que «en las redes sociales, ciertos representantes electos utilizaron exactamente los mismos argumentos» que los lobbies.
En vísperas de las elecciones, un viento contrario a los intereses ecológicos recorre la Unión Europea, incentivado por partidos políticos populistas conservadores y determinados grupos de presión, ya sea por motivos electorales o por intereses económicos a corto plazo. Pero «si Europa pone en pausa o da varios pasos atrás en su política medioambiental durante la próxima legislatura, corre el riesgo de verse rápidamente superada por China, que está desplegando rápidamente tecnologías verdes y aspira a convertirse en la fábrica mundial de la transición ecológica, o por Estados Unidos, que está invirtiendo masivamente en estas tecnologías verdes con su Ley de Reducción de la Inflación (IRA)», advierte Neil Makaroff, director del centro de análisis sobre la transición energética Strategic Perspectives. A pocos días de las elecciones, el Pacto Verde Europeo se encuentra en una encrucijada.
Fuente: Rfi.fr https://www.rfi.fr/es/medioambiente/20240528-ser%C3%A1-el-medioambiente-el-gran-perdedor-de-las-elecciones-europeas