Los hogares vuelven a cargar con el peso de la recuperación económica frente a la decision de subida de tipos

La decisión del BCE del pasado jueves de poner fin a los programas de compra de activos y a incrementar en 25 puntos los tipos de interés acaba con una década de flexibilidad monetaria y puede originar graves consecuencias para la economía de las familias europeas


Para UGT, la respuesta de los últimos diez años del Banco Central Europeo (BCE) ha sido muy positiva para soliviantar las distintas crisis que se han sucedido, mitigando el riesgo de fragmentación en la zona euro, estimulando la inversión y respaldando la seguridad financiera de los hogares.

Sin embargo, la nueva decisión impulsada por Lagarde traerá consigo el efecto contrario: los diferenciales de tipo de interés entre los títulos de deuda de los Estados se incrementarán, el acceso a financiación para costear los proyectos de inversión se endurecerá, los préstamos hipotecarios de los hogares se encarecerán y el estrangulamiento de la renta laboral llegará ahora por una doble vía: ya no solo a través de la depreciación del salario real que impone la inflación sino, ahora también, a través de la previsible reducción de la creación de empleo.

Ante esta decisión y sus más que evidentes consecuencias, UGT se reitera que el BCE ha optado por usar la política monetaria para construir diques de contención de la inflación, en lugar de la posibilidad de frenar los estímulos al crecimiento, y lo hace en medio de un conflicto bélico en curso en las puertas de Europa y cuando la incertidumbre se expande por todo el continente y por el resto del mundo. 

Por ello, UGT advierte sobre la muy preocupante situación y denuncia que esta decisión de claro sesgo político (ya que el aumento de la inflación tiene su origen en los beneficios extraordinarios de las compañías extractivas y del sector de suministros básicos, ante lo que no se ofrece ninguna solución político) incrementa los riesgos de estanflación, fragmentación de la Zona Euro e inestabilidad financiera, y no soluciona la tensión inflacionaria porque no ataja ninguna de las causas reales, pero casi garantiza una situación ya vivida: el endurecimiento al crédito, la contracción consecuente de la actividad económica y las dificultades para crear empleo, agravadas ahora por la situación de incertidumbre que genera la guerra en Ucrania y sus derivadas geopolíticas, lo que puede tener nefastas consecuencias. 

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